lunes, 15 de febrero de 2016

LA VIGENCIA DEL CAMBIO EN LA SOCIEDAD DE CONOCIMIENTO



El cambio es parte de la creación; creció poco a poco y tiene momentos en que se acelera dependiendo de qué aspecto trate. Actualmente el cambio es acelerado, vertiginoso y profundo, se da por ejemplo, en la tecnología, sin embargo va dejando atrás otros cambios necesarios como en el de los valores. Todo cambia.
Esta artículo  tiene por  objetivo  objetivo promover una reflexión en relación al efecto de los cambios en las personas dentro de una organización a fin de proporcionar un marco que mejore su adaptación a los cambios que operan en esta.
El cambio está presente en todo momento y lugar exigiendo una actitud de las personas  al respecto, ya que el cambio no admite que la persona se quede observando y deje que las cosas sucedan sin hacer nada. Esto podría acarrear inseguridad en cuanto al propio futuro, si se tiene en cuenta que algunos cambios vienen como un huracán y no piden permiso para entrar, provocando una rápida inestabilidad si no se está preparado para ello. La alternativa, muchas veces, es saber lidiar con lo ocurrido intentando sacar el mejor provecho posible de la situación, es decir, adaptarse.
Las personas que se comprometen con el cambio estarán preparados para lo que fuere a pasar, ya que cuanto más conscientes son, más capaces serán en su vida personal y profesional. Por el contrario, cuando el cambio no es percibido, no hay forma de saber cómo actuar;  a razón de que lo nuevo no es algo definido, por lo cual las personas se aferran a lo conocido como una forma de defenderse de lo desconocido y, consecuentemente niegan lo nuevo, crean una barrera a todo lo que signifique nuevo; de allí que en esto tengan mucha relación con los valores, las creencias y los comportamientos; ya que dependerá de la actitud que adopte la persona ante las circunstancias.
De esta manera, se puede afirmar que la cantidad de fuerzas internas y externas que actúan en cada uno de nosotros nos ayudarán a enfrentar los cambios, o por el contrario, dificultarán nuestros esfuerzos obligándonos a luchar contra ellos; es allí donde entran en juego nuestras capacidades adaptativas.
Los cambios en el contexto hacen caducar los objetivos y las estrategias pulverizan ideas consideradas excelentes en su momento y las superan convirtiéndolas en obsoletas; asimismo, provocan rápidas y profundas alteraciones en las competencias personales que requiere la demanda laboral, por las nuevas maneras de crear y producir bienes y servicios, lo que determina modificaciones en el perfil profesional de las personas.
Los centros de trabajo están sujetos a factores externos, por lo tanto, se encuentran sujetos a cambios; tales cambios tienen impacto en las personas. Es decir, se producen nuevas regulaciones, cambios en el mercado, distintas tecnologías, mejores sistemas de trabajo que repercuten en los planes organizacionales provocando alteraciones en los requisitos de los cargos y en el perfil de los profesionales requeridos: educación, conocimientos, habilidades y experiencia, lo cual amenaza los derechos adquiridos por las personas en sus empleos y un trastorno para las metodologías de trabajo. Esto, a su vez, provoca cambios en las personas, en sus expectativas, actitudes y comportamientos, es decir, en su cultura y también en la cultura de la organización a la que pertenecen; acarreando con ello que el sistema  las expulse, o en el mejor de los casos, las margine, si no se ajustan a lo “nuevo”. Por ello la mejora de la capacidad adaptativa es crucial para que las personas no sean arrastradas por la ola del cambio y sucumban en su devenir laboral y social.
A lo largo de la historia las organizaciones humanas han pasado por la era de la agricultura, la era artesanal, la era industrial y la actual era de la información (Tofler, 1990, La Tercera Ola). Todo este devenir histórico ha significado grandes cambios en las sociedades y por ende en las personas.
La era de la información, en la que estamos aprendiendo a vivir, nos obliga a ajustarnos a ella, ya que está generando ingentes cambios en las organizaciones: estructurales (nuevo diseño estructural y de planeamiento) físicos (nueva infraestructura física y equipamientos); lógicos (nuevos marcos de trabajo); y sobre todo, culturales y conductuales (nuevos paradigmas, conocimientos, tareas y actividades y relaciones interpersonales).
Ante esto último, el liderazgo solo funciona si cuenta con la ayuda de todos los involucrados como un camino abierto a nuevas oportunidades. Por supuesto que las organizaciones abiertas al cambio, mejoran en forma continua su capacidad adaptativa  por lo que requiere contar con personas que sean verdaderos agentes de cambio con la actitud para ser líderes desde su puesto de trabajo con un desempeño orientado al cambio, referido a:
  • Nuevos objetivos, estrategias planes y acciones.
  • Re ingeniería estructural
  • Rediseño tecnológico
  • Re diseño cultural.
La cultura determina la forma cómo las personas interactúan socialmente dependiendo de las normas de conducta y los valores. En tal sentido, la mejora de las variables relacionadas con el cambio adaptativo tendrán que ver con la mejora de la cultura de la persona dentro de los contextos sociales en la que está inmerso y en la proporción que caracteriza al tipo de organización.
Para el tipo de organización innovadora caracterizada por tener su fuerza motora y valores de: anticipación, creatividad, colaboración, flexibilidad y sentido, las variables a tener en cuenta para mejorar la capacidad adaptativa personal son como sigue:
  • Responsabilidad compartida: Cuando la persona tiene un sentido de pertenencia, puede trabajar con otros construyendo la visión y por lo tanto, será capaz de enfrentar desafíos en forma colaborativa, de esta manera se fortalecerá el bien común generando un espíritu de pertenencia y unión. Lo contrarío aparece cuando “cada uno va para su santo” con un afán partidarista y politiquero, culpándose unos a otros de los errores. Un ambiente democrático y de unión es más propicio para enfrentar los problemas del cambio.
  • Apertura a la discrepancia: Las personas somos diferentes entre sí y por lo tanto pensamos diferente; de allí que podemos enfrentar dichas diferencias o guardarlas debajo de la mesa y recién sacarlas a relucir en las reuniones de café, en los pasillos o simplemente, podemos ignorarlas. La sensibilidad para percibir los problemas que genera el cambio se incrementa a medida que se escucha opiniones divergentes lo que se da cuando en el contexto social se valora la franqueza, la discrepancia y la diversidad.
  • Aprendizaje: La solución a los problemas que genera el cambio es un proceso de adaptación donde se va aprendiendo en relación al efecto de las alternativas puestas a prueba; este proceso es conocido como aprendizaje. Se aprende no sólo de los errores que demandan mejoras, sino de los éxitos que exigen evaluación y mejora permanente. Un éxito no es permanente y requiere constantes ajustes para que lo sea en el tiempo. La voluntad de aprender de errores, fracasos y de los éxitos incrementa la capacidad adaptativa por mejorar la sensibilidad para percibir el contexto por discernimiento de las lecciones aprendidas en la aplicación de alternativas. De esta manera, se mantiene una tensión necesaria para enfrentar los desafíos en lugar de evadirlos.
  • Confianza: Esta variable de la cultura es el elemento de unión para generar el bien común y es allí donde la persona tiene que saber diferenciar el bien propio del bien común. Si se inclina a lo primero, de hecho no va a contribuir al bien común y su efecto en el grupo social es, por decir lo menos, patológico. No podremos ganar la confianza de los demás para construir si trasuntamos individualismo, es decir, todo lo contrario a lo que constituye la base de un ambiente de unión y solidaridad. Para enfrentar el cambio en un grupo social se tiene que ganar la confianza y esto no se logra con egoísmo y pensando solo en los intereses personales. En este sentido, debemos esforzarnos, comprometernos en incrementar nuestra capacidad adaptativa generando confianza en los demás, demostrando solidaridad y sentido de unión.
Si estamos en una organización innovadora vamos a observar un comportamiento social abierto a enfrentar los desafíos, por lo tanto deberemos estar abiertos a los desafíos y orientados al aprendizaje continuo.

Escrito por: Dr. Dominguez Granda julio Denjamin


Referencia Bibliografía

  1. Chiavenato I. (2008). Innovaciones de la Administración, tendencias y estrategias, los nuevos paradigmas. Quinta Edición. México: Mc GrawHill. Pág. 9-30.
  2. Eichholz JC. (2015). Capacidad Adaptativa. Bogotá: U-LID. Pág. 217-235

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