martes, 6 de noviembre de 2018

FUNDAMENTOS PEDAGÓGICOS DE LA PREGUNTA





La pregunta tiene una importancia enorme en el aula, y es susceptible de ser aprendida y/o enseñada. En sintonía con este requerimiento, los docentes en el aula podemos orientar a los alumnos por medio de talleres en el necesario pero difícil arte de preguntar. Es significativo que el estudiantado  aprenda a formular sus propias preguntas. El educando puede elaborar preguntas a partir de la lectura de un texto, de la información de la clase, de la observación de una lámina o de los resultados de una experiencia, de una excursión a la naturaleza, de una visita a un centro de interés científico, entre otros. El uso de la pregunta es sustancial porque propicia la reflexión, el planteamiento de problemas o hipótesis. Favorece, además La expresión oral y/o escrita, la comunicación entre estudiantes, su atención y la creación de un ambiente favorable de aprendizaje. En este mismo sentido, el profesor, refiriéndose a un capítulo o a una unidad del libro, puede enseñar a las alumnas a proponer un cuestionario sobre el texto, haciéndose preguntas que exijan no solamente reflexión sino también deducciones y conjeturas.

La reflexión y la aplicación de la pedagogía de la pregunta concuerdan muy bien en el modelo educativo de la Escuela Nueva, que implica, desde luego, no sólo innovar e implementar métodos y estrategias, de los materiales, de los ambientes y espacios educativos, sino también rescatar el papel crítico-constructivo de los educadores y de los estudiantes . En este tipo de escuelas, el maestro y los alumnos establecen sinceros y fuertes lazos de amistad. Allí se reconocen y se valoran mutuamente. En la Escuela Nueva, se fomenta una educación humanista, personalizada y liberadora, que respeta al hombre como tal, y los resultados, por supuesto, son más alentadores que en la escuela tradicional.

En este contexto, Paulo Freire en su libro La pedagogía de la pregunta, plantea que “los maestros y alumnos, se reúnen en el aula de clase para plantearse preguntas acerca de los problemas prácticos de sus vidas, de sus comunidades y del conocimiento que esperan construir”. Esa aula de clases que tanto interesaba al pedagogo brasileño tiene su epicentro en la Nueva Escuela, la misma que se origina con la corriente de la pedagogía activa. Para el maestro Freire, la pregunta es el eje medular, es el activador del pensamiento y del discurrir sobre los diferentes asuntos que se plantea el grupo como tarea.

Decía Freire que “las preguntas ayudan a iniciar procesos interactivos de aprendizajes y solución de problemas, lo mismo que mantenerlos hasta cuando se logran los objetivos y se planteen nuevos problemas y nuevas situaciones de aprendizaje en este continuo trasegar que es la vida.” La pregunta es, además, un elemento pedagógico que estimula y da solidez al proceso de autoaprendizaje. Es una herramienta de primer orden en el proceso de aprender a aprender.

La pregunta debe acompañar y, de hecho, acompaña al ser humano durante todo el desarrollo de su vida. Vivir, podríamos decir, es preguntar, es estar preguntando constantemente. Para Gadamer, por ejemplo, quien no se hace preguntas no es porque se haya vuelto tonto sino porque no necesita saber. Para poder preguntar hay que querer saber, esto es, saber que no se sabe. Esto significa tener una postura humilde frente al saber. Esto es equivalente a la ignorancia docta de Sócrates, que consistía precisamente en decir “sólo sé que nada sé”, cuando en realidad él era el sabio más grande de toda Grecia. En cambio, una persona que se cree que lo sabe todo, que se jacta de ser sabio, bloquea toda posibilidad de aprendizaje. Y, por el contrario, lo que puede ocurrir en los interminables procesos de aprendizaje, es que quien no sepa la respuesta –en un momento determinado-, debe reflexionar sobre la pregunta planteada.

En términos generales, la ciencia, el conocimiento y la solución de problemas se inician y se nutren continuamente a partir de las preguntas. Freire nos dice que “el origen del conocimiento está en la pregunta, o en las preguntas, o en el mismo acto de preguntar; me atrevería a decir que el primer lenguaje fue una pregunta, la primera palabra fue, a la vez, pregunta y respuesta, en un acto simultáneo”. Con ello, Freire nos quiere significar que la pregunta es de naturaleza humana, y por tanto, el hombre como ser histórico-social se debe a que ha logrado constituir un lenguaje articulado y pensado a partir de la formulación de sucesivas preguntas. En la medida en que el hombre que posea suficientes elementos lingüísticos tenga la posibilidad de pensar mejor, y poseer una mayor capacidad y calidad en su pensamiento, desde luego, podrá formularse preguntas con mayor sentido.

Sin embargo, la educación y los maestros tradicionales se olvidaron de las preguntas y que con ellas empieza el conocimiento. Con la pregunta, en términos de Freire, nace también la curiosidad, y con la curiosidad se incentiva la creatividad. Con la educación tradicional, dice Freire, se castra la curiosidad, se estrecha la imaginación, y se hipertrofian los sentidos. Históricamente en educación hemos tenido el predominio de una pedagogía de la respuesta sobre una pedagogía de la pregunta, en la que los modelos de aprendizaje se apoyan en meros contenidos ya elaborados que deben ser transmitidos por el profesor. De ahí, que sea indispensable en la escuela contemporánea implementar el método de la mayéutica socrática como recurso pedagógico. A veces los maestros olvidamos que “el ser humano es filósofo por naturaleza que, si se le ofrece la oportunidad, se hace preguntas a todas las edades y, a partir de ellas, descubre el mundo y que poco a poco va apropiándose de él”. Por lo que vemos, los recursos que requiere el maestro para desarrollar la pedagogía de la pregunta son más bien sencillos, nada del otro mundo. Para estos fines un maestro real, un maestro auténtico, sólo requiere de un poco de ingenio y de destreza intelectual, y de una dosis de buena voluntad. Eso es todo lo que se necesita.

Fuente : Redalyc.La pedagogía de la pregunta. Una contribución para el aprendizaje