jueves, 2 de enero de 2014

CARACTERÍSTICAS DE UN TRABAJO EN EQUIPO


TRABAJO EN EQUIPO
El trabajo en equipo es una modalidad de articular las actividades  laborales de un grupo humano en torno a un conjunto de fines, de metas y  de resultados a alcanzar. El trabajo en equipo implica una interdependencia activa entre los integrantes de un grupo que comparten y asumen una misión de trabajo.
Mientras el trabajo en equipo valora la interacción, la colaboración y la solidaridad entre los miembros, así como la negociación para llegar a acuerdos  y hacer frente a los posibles conflictos; otros modelos de trabajo sólo dan  prioridad al logro de manera individual y, por lo tanto, la competencia, la  jerarquía y la división del trabajo en tareas tan minúsculas que pierden muchas  veces el sentido, desmotivan a las personas y no siempre han resultado  eficientes.
El trabajo en equipo se caracteriza por la comunicación fluida entre las  personas, basada en relaciones de confianza y de apoyo mutuo.        
Se centra en las metas trazadas en un clima de confianza y de apoyo  recíproco entre sus integrantes, donde los movimientos son de carácter  sinérgico. Se verifica que el todo es mayor al aporte de cada miembro. Todo  ello redunda, en última instancia, en la obtención de resultados de mayor  impacto.
Los equipos son un medio para coordinar las habilidades humanas y generar con acuerdo  respuestas rápidas a problemas cambiantes y específicos.  El término equipo deriva del vocablo escandinavo skip, que alude a la acción de "equipar un barco". De alguna forma, el concepto evoca al conjunto de  personas que realizan juntas una tarea o cumplen una misión; su uso supone  también la existencia de un grupo de personas que se necesitan entre sí y  que se "embarcan" en una tarea común. A partir de este origen etimológico,  y por extensión, puede decirse en el contexto de este módulo que trabajar en equipo implica la existencia de:
  •  un objetivo, una finalidad o una meta común;
  • un grupo de personas comprometidas con esa convocatoria;
  • un grupo de personas con vocación de trabajar en forma asertiva y colaborativa;
  • una convocatoria explícita generadora de intereses movilizadores y de motivaciones aglutinantes
  • la construcción de un espacio definido por un saber-hacer colectivo (espacio donde se pueden identificar situaciones problemáticas, juzgar oportunidades, resolver problemas, decidir acciones, llevarlas a cabo y evaluarlas);
  • una comunicación fluida entre los miembros del equipo y su entorno;
  • una instancia efectiva para la toma de decisiones;
  • una red de conversaciones, comunicaciones e intercambios que contribuyen a concretar una tarea; y 
  •           un espacio de trabajo dotado de las capacidades para dar cuenta de lo  actuado.    

En síntesis, un equipo está constituido por un conjunto de personas que deben alcanzar un objetivo común mediante acciones realizadas en colaboración.
Antes de proseguir resulta preciso efectuar dos advertencias. Una: no necesariamente todo equipo de trabajo supone trabajo en equipo; dos: no todos los miembros del equipo tienen las mismas características ni actúan de la misma manera.
En relación con la primera de las situaciones aludidas, puede afirmarse que no todos los equipos de trabajo operan efectivamente en equipo; generalmente, se considera como equipo a toda unidad de funcionamiento  que lleva adelante una tarea concreta o a una estructura creada para cumplir funciones. Pero no todo agrupamiento implica que se trabaje en equipo. Aun cuando se actúe en el mismo espacio geográfico, se trabaje para el mismo  programa o departamento o coincidiendo en el mismo tiempo, esto no alcanza para afirmar que se está trabajando en equipo. Porque ello implica a un grupo humano, a un conjunto de personas que están comprometidas con una finalidad común o proyecto que sólo puede lograrse con un trabajo complementario e interdependiente de sus miembros.
Con respecto a la segunda advertencia, es preciso considerar que los equipos están integrados por individualidades con sus propias características.
Esto es, debe reconocerse que no todos los miembros tienen las mismas competencias, niveles de compromiso, intereses, proyección, etc. Por lo tanto, debe esperarse de los diferentes miembros aportes distintos. Un equipo de trabajo adquiere un buen desempeño porque se halle integrado por buenos integrantes, sino más bien porque el conjunto de las individualidades logran desarrollar una modalidad de vinculación que genera una red de interacciones capaz de desplegar una dinámica colectiva que supera los aportes individuales. Así, en el equipo consolidado, el todo es más que la suma de las partes; su resultado es sustancialmente distinto a la simple sumatoria del aporte de cada miembro.

POTENCIALIDADES DEL TRABAJO EN EQUIPO

El equipo de trabajo es parte de las nuevas concepciones organizacionales. El conjunto de las personas que lo integran va generando un modo particular de hacer las cosas a través del cual se va constituyendo como tal.
Entre las principales potencialidades que tiene el trabajo en equipo es que produce una potente red de relaciones e interacciones que termina consolidando un liderazgo colectivo con responsabilidad y compromiso. Para ello se requiere confianza mutua, comunicación fluida, sinceridad y respeto por las personas, permitiendo superar los inevitables enfrentamientos entre los distintos puntos de vista y la inacción.
Como consecuencia del trabajo en equipo, los grupos humanos llegan a desarrollar una elevada competencia y capacidad que les permite resolver problemas con decisiones consensuadas y casi siempre más eficientes y menos costosas. Los equipos de trabajo de alto desempeño son capaces de asumir los conflictos y resolverlos de forma constructiva convirtiéndolos en una herramienta de su propio crecimiento.

Robert Blake, Jane Mouton y Robert Allen, en su libro Cómo trabajar en equipo, estudian, dentro de ese método de trabajo, las dimensiones que contribuyen a desarrollar un equipo de excelencia. Los autores afirman que el trabajo en equipo tiene más posibilidad de generar participación y es la clave para resolver los problemas de calidad, creatividad, satisfacción y compromiso.  
Sin embargo, existen algunas condiciones previas para construir la participación. La primera está relacionada con las modalidades en que se ejercen tanto la autoridad como el liderazgo, ya que, algunas veces, unas despliegan la participación, mientras que otras la ahogan o la inhiben. La segunda se relaciona con las normas más informales que regulan las interacciones entre los individuos; es decir, las culturas de trabajo instaladas también contribuyen a ampliar la participación o a limitarla.
Los autores citados examinan las actividades y pautas cotidianas que constituyen un determinado estilo de trabajo en equipo. Para ello identifican qué cuestiones favorecen la participación según se presenten en cada ámbito organizacional: las consignas de trabajo los espacios de reunión, la capacidad de asumir y de resolver los conflictos, la claridad de objetivos, el concepto de innovación que manejan, las prácticas de delegación que le rigen, las aspiraciones de calidad, la realización de evaluaciones del desempeño, el espíritu de equipo, el grado de compromiso. Diversos autores afirman que se promueve un mejor desempeño en equipo y el logro de los resultados que se proponen en aquellas organizaciones en las que:
  • hay claridad en la misión institucional;
  • se organiza el trabajo con una lógica de proyectos;
  • hay conciencia de lo medular que resulta para una organización cuidar al máximo las reuniones de trabajo. Estas se centran en las cuestiones
  • medulares de los proyectos, sin descuidar o menospreciar las necesidades de los procesos individuales y organizacionales;
  • hay capacidad institucional para encarar los conflictos como oportunidades. Los intereses en conflicto se explicitan y son enfocados hacia el logro de consensos y acuerdos de trabajo;
  •  los problemas son encarados como oportunidades para aprender y dar respuesta a nuevas demandas;
  •  se valoran la experimentación y la creatividad;
  •  la organización trabaja por aumentar su capacidad de comunicación
  • y el liderazgo;
  • se promueven altos grados de autonomía y responsabilidad;
  • se establecen altos estándares de calidad de los servicios, procesos y resultados; se establecen procesos de monitoreo y seguimiento de los proyectos en marcha;
  • los criterios de evaluación del desempeño individual e institucional son de conocimiento de todos los miembros;
  • los miembros de los equipos tienen la posibilidad de participar en los proyectos desde la explicitación de los objetivos en los que están involucrados; su participación no se restringe a ser simples ejecutores.
  • hay conciencia de que la formación y la capacitación permanente, y especialmente el conocimiento compartido, el apoyo de carácter reflexivo y en “tiempo real”, es un potente incentivo para motivar la mayor profesionalidad y responsabilidad;
  •  se destinan partidas presupuestarias para generar una política de recursos humanos y de formación que contribuya a convocar a los mejores profesionales, dar continuidad al desarrollo profesional y a mantener a los talentosos;

A modo de cierre conviene apuntar dos cuestiones: por un lado, los equipos no son un fin en sí mismo, son apenas una herramienta para abordar o resolver algún problema o cumplir un determinado objetivo. Por otro, reconocer las potencialidades del trabajo en equipo que favorece una mayor integración y especialización e impulsar alternativas de acción estimulando, entre otras cuestiones:
         *         la ampliación del compromiso y la responsabilidad,
         *         el aumento de los logros,
         *         el acuerdo sobre los parámetros de calidad,
         *         la resolución de más problemas,
         *         la toma decisiones más eficaces,
         *         una mayor flexibilidad,
         *         una ampliación del poder creativo y la autonomía, y
         *         el aumento del sentido de los sujetos en su desempeño.
Referencia bibliográfica 

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