TRABAJO EN EQUIPO
El trabajo en equipo es una modalidad
de articular las actividades laborales
de un grupo humano en torno a un conjunto de fines, de metas y de resultados a alcanzar. El
trabajo en equipo implica una interdependencia activa entre los integrantes de
un grupo que comparten y asumen una misión de trabajo.
Mientras el trabajo en equipo valora
la interacción, la colaboración y la solidaridad entre los miembros, así como
la negociación para llegar a acuerdos y
hacer frente a los posibles conflictos; otros modelos de trabajo sólo dan prioridad al logro de manera individual y,
por lo tanto, la competencia, la
jerarquía y la división del trabajo en tareas tan minúsculas que pierden
muchas veces el sentido, desmotivan a
las personas y no siempre han resultado
eficientes.
El trabajo en equipo se caracteriza
por la comunicación fluida entre las
personas, basada en relaciones de confianza y de apoyo mutuo.
Se centra en las metas trazadas en un
clima de confianza y de apoyo recíproco
entre sus integrantes, donde los movimientos son de carácter sinérgico. Se verifica que el todo es mayor
al aporte de cada miembro. Todo ello
redunda, en última instancia, en la obtención de resultados de mayor impacto.
Los equipos son un medio para coordinar
las habilidades humanas y generar con acuerdo
respuestas rápidas a problemas cambiantes y específicos. El término equipo deriva del vocablo
escandinavo skip, que alude a la acción de "equipar un barco". De
alguna forma, el concepto evoca al conjunto de
personas que realizan juntas una tarea o cumplen una misión; su
uso supone también la existencia de un
grupo de personas que se necesitan entre sí y
que se "embarcan" en una tarea común. A partir de este
origen etimológico, y por extensión,
puede decirse en el contexto de este módulo que trabajar en equipo implica la
existencia de:
- un objetivo, una finalidad o una meta común;
- un grupo de personas comprometidas con esa convocatoria;
- un grupo de personas con vocación de trabajar en forma asertiva y colaborativa;
- una convocatoria explícita generadora de intereses movilizadores y de motivaciones aglutinantes
- la construcción de un espacio definido por un saber-hacer colectivo (espacio donde se pueden identificar situaciones problemáticas, juzgar oportunidades, resolver problemas, decidir acciones, llevarlas a cabo y evaluarlas);
- una comunicación fluida entre los miembros del equipo y su entorno;
- una instancia efectiva para la toma de decisiones;
- una red de conversaciones, comunicaciones e intercambios que contribuyen a concretar una tarea; y
- un espacio de trabajo dotado de las capacidades para dar cuenta de lo actuado.
En síntesis, un equipo está
constituido por un conjunto de personas que deben alcanzar un objetivo común
mediante acciones realizadas en colaboración.
Antes de proseguir resulta preciso
efectuar dos advertencias. Una: no necesariamente todo equipo de trabajo supone
trabajo en equipo; dos: no todos los miembros del equipo tienen las mismas
características ni actúan de la misma manera.
En relación
con la primera de las situaciones aludidas, puede afirmarse que no todos los
equipos de trabajo operan efectivamente en equipo; generalmente, se considera
como equipo a toda unidad de funcionamiento
que lleva adelante una tarea concreta o a una estructura creada para
cumplir funciones. Pero no todo agrupamiento implica que se trabaje en equipo.
Aun cuando se actúe en el mismo espacio geográfico, se trabaje para el
mismo programa o departamento o
coincidiendo en el mismo tiempo, esto no alcanza para afirmar que se está
trabajando en equipo. Porque ello implica a un grupo humano, a un
conjunto de personas que están comprometidas con una finalidad común o proyecto
que sólo puede lograrse con un trabajo complementario e interdependiente de sus
miembros.
Con respecto a la segunda advertencia,
es preciso considerar que los equipos están integrados por individualidades con
sus propias características.
Esto es, debe reconocerse que no todos
los miembros tienen las mismas competencias, niveles de compromiso, intereses,
proyección, etc. Por lo tanto, debe esperarse de los diferentes miembros
aportes distintos. Un equipo de trabajo adquiere un buen desempeño porque se
halle integrado por buenos integrantes, sino más bien porque el conjunto de las
individualidades logran desarrollar una modalidad de vinculación que genera una
red de interacciones capaz de desplegar una dinámica colectiva que supera los
aportes individuales. Así, en el equipo consolidado, el todo es más que
la suma de las partes; su resultado es sustancialmente distinto a la simple
sumatoria del aporte de cada miembro.
POTENCIALIDADES
DEL TRABAJO EN EQUIPO
El equipo de trabajo es parte de las
nuevas concepciones organizacionales. El conjunto de las personas que lo
integran va generando un modo particular de hacer las cosas a través del cual
se va constituyendo como tal.
Entre las principales potencialidades
que tiene el trabajo en equipo es que produce una potente red de relaciones e
interacciones que termina consolidando un liderazgo colectivo con
responsabilidad y compromiso. Para ello se requiere confianza mutua,
comunicación fluida, sinceridad y respeto por las personas, permitiendo superar
los inevitables enfrentamientos entre los distintos puntos de vista y la
inacción.
Como consecuencia del trabajo en
equipo, los grupos humanos llegan a desarrollar una elevada competencia y
capacidad que les permite resolver problemas con decisiones consensuadas y casi
siempre más eficientes y menos costosas. Los equipos de trabajo de alto
desempeño son capaces de asumir los conflictos y resolverlos de forma
constructiva convirtiéndolos en una herramienta de su propio crecimiento.
Robert Blake, Jane Mouton y Robert
Allen, en su libro Cómo trabajar en
equipo, estudian, dentro de ese método de trabajo, las dimensiones que
contribuyen a desarrollar un equipo de excelencia. Los autores afirman que el trabajo en equipo tiene más posibilidad de
generar participación y es la clave para resolver los problemas de calidad,
creatividad, satisfacción y compromiso.
Sin embargo, existen algunas
condiciones previas para construir la participación. La primera está
relacionada con las modalidades en que se ejercen tanto la autoridad como el
liderazgo, ya que, algunas veces, unas despliegan la participación, mientras
que otras la ahogan o la inhiben. La segunda se relaciona con las normas más
informales que regulan las interacciones entre los individuos; es decir, las
culturas de trabajo instaladas también contribuyen a ampliar la participación o
a limitarla.
Los autores citados examinan las
actividades y pautas cotidianas que constituyen un determinado estilo de
trabajo en equipo. Para ello identifican qué cuestiones favorecen la
participación según se presenten en cada ámbito organizacional: las consignas
de trabajo los espacios de reunión, la capacidad de asumir y de resolver los
conflictos, la claridad de objetivos, el concepto de innovación que manejan,
las prácticas de delegación que le rigen, las aspiraciones de calidad, la realización
de evaluaciones del desempeño, el espíritu de equipo, el grado de compromiso.
Diversos autores afirman que se promueve un mejor desempeño en equipo y el
logro de los resultados que se proponen en aquellas organizaciones en las que:
- hay claridad en la misión institucional;
- se organiza el trabajo con una lógica de proyectos;
- hay conciencia de lo medular que resulta para una organización cuidar al máximo las reuniones de trabajo. Estas se centran en las cuestiones
- medulares de los proyectos, sin descuidar o menospreciar las necesidades de los procesos individuales y organizacionales;
- hay capacidad institucional para encarar los conflictos como oportunidades. Los intereses en conflicto se explicitan y son enfocados hacia el logro de consensos y acuerdos de trabajo;
- los problemas son encarados como oportunidades para aprender y dar respuesta a nuevas demandas;
- se valoran la experimentación y la creatividad;
- la organización trabaja por aumentar su capacidad de comunicación
- y el liderazgo;
- se promueven altos grados de autonomía y responsabilidad;
- se establecen altos estándares de calidad de los servicios, procesos y resultados; se establecen procesos de monitoreo y seguimiento de los proyectos en marcha;
- los criterios de evaluación del desempeño individual e institucional son de conocimiento de todos los miembros;
- los miembros de los equipos tienen la posibilidad de participar en los proyectos desde la explicitación de los objetivos en los que están involucrados; su participación no se restringe a ser simples ejecutores.
- hay conciencia de que la formación y la capacitación permanente, y especialmente el conocimiento compartido, el apoyo de carácter reflexivo y en “tiempo real”, es un potente incentivo para motivar la mayor profesionalidad y responsabilidad;
- se destinan partidas presupuestarias para generar una política de recursos humanos y de formación que contribuya a convocar a los mejores profesionales, dar continuidad al desarrollo profesional y a mantener a los talentosos;
A modo de cierre conviene apuntar dos
cuestiones: por un lado, los equipos no son un fin en sí mismo, son apenas una
herramienta para abordar o resolver algún problema o cumplir un determinado
objetivo. Por otro, reconocer las potencialidades del trabajo en equipo que
favorece una mayor integración y especialización e impulsar alternativas de
acción estimulando, entre otras cuestiones:
la
ampliación del compromiso y la responsabilidad,
el
aumento de los logros,
el
acuerdo sobre los parámetros de calidad,
la
resolución de más problemas,
la
toma decisiones más eficaces,
una
mayor flexibilidad,
una
ampliación del poder creativo y la autonomía, y
el
aumento del sentido de los sujetos en su desempeño.
Referencia
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