¿QUE HACER Y POR
QUE?
Los fundamentos que no pueden faltar
Según
el Diccionario de las Ciencias de la Educación, la evaluación
"es una actividad sistemática y continua, integrada dentro del proceso
educativo, que tiene por objeto proporcionar la máxima información para
mejorarlo, reajustando sus objetivos, revisando críticamente planes y
programas, métodos y recursos, y facilitando la máxima ayuda y orientación a
los alumnos".
En
esta definición se pone de manifiesto una de las funciones primordiales de la
evaluación: la retroalimentación de la tarea de enseñanza realizada por el
docente, importante para él mismo, pero también para los alumnos, para los
padres y para la institución.
Como
ya hemos dicho en números anteriores, evaluamos en distintas etapas del ciclo
escolar. Una vez finalizada la primera parte del año lectivo, es oportuno
pensar en la evaluación de los aprendizajes de nuestros alumnos.
Si
bien la evaluación es permanente y continua, es cierto que existen momentos del
ciclo escolar para los que diseñamos instrumentos específicos en los que
deseamos obtener información sobre el aprendizaje. Estos momentos tienen
objetivos determinados: a principios del
año realizamos una evaluación diagnóstica, a mitad de año, una evaluación
formativa para conocer los aprendizajes de los alumnos durante el proceso
educativo, y a fin de año, una evaluación sumativa para comprobar los logros
del año.
La evaluación a los alumnos requiere de un
importante trabajo docente previo y posterior a la toma.
De
esta forma se planifican instancias a partir de las cuales podemos reunir todas
las evidencias posibles que den cuenta de los logros de nuestros alumnos en
relación con los contenidos trabajados; información que luego tendremos que
interpretar lo más objetivamente posible.
La evaluación es un proceso que implica
descripciones cuantitativas y cualitativas de la actuación de los alumnos. En el primer momento, se reúne la información; y
en un segundo momento se trabaja para el análisis y la interpretación de los
datos que hemos obtenido para formular, en un tercer momento posterior, juicios
de valor. En este sentido, la evaluación de los aprendizajes a mitad de año es
muy importante puesto que los resultados que podamos obtener nos servirán para
orientar la enseñanza del segundo período del año lectivo, conforme a lo que
nos hemos propuesto que nuestros alumnos aprendan.
Es importante tener claro qué se
desea evaluar para luego poder diseñar los instrumentos que mejor nos permitan
conocer lo que queremos saber.
Si el instrumento para evaluar consiste en una prueba escrita, ésta podrá tener
igual grado de dificultad para todos los alumnos del mismo grupo. El docente también podrá elaborar dos o más
pruebas con diversos grados de dificultad para administrar a diferentes
alumnos dentro del mismo grupo.
Recordemos que no es lo mismo evaluar
actitudes, conocimientos o procedimientos; así como también son diferentes los
procesos que los alumnos tienen que poner en juego para resolver cada consigna
que les presentemos (en el caso de que elaboremos una prueba escrita). Es decir
que, para cada contenido disciplinar, podemos evaluar diferentes procesos
cognitivos:
CONTENIDOS
|
PROCESOS
|
Uso de números en contexto
|
Reconocer
|
Números... en la recta numérica
|
Ubicar
Leer |
Signos de puntuación
|
Usar
|
Noción de oración
|
Distinguir
|
En
este trabajo haremos mención a la evaluación de conocimientos y procedimientos.
(Con "conocimientos" hacemos referencia tanto a los contenidos - datos y hechos - como a los conceptos que forman parte de lo que
comúnmente llamamos contenidos conceptuales.)
Al
pensar en los conocimientos, es importante que podamos distinguir si estamos
evaluando conceptos o hechos porque estos no se aprenden ni se evalúan de la
misma manera.
Si
la intención del docente es evaluar conceptos, es deseable tener presente
algunas consideraciones a la hora de diseñar los instrumentos:
- Evitar preguntas y tareas que ofrezcan
respuestas reproductivas o en las que la respuesta correcta esté
literalmente incluida en los materiales y actividades planteadas.
- Proponer situaciones nuevas, para cuya
resolución los alumnos deban generalizar sus conocimientos. Para ello, el
docente habrá tenido en cuenta que las actividades de enseñanza se hayan
basado en contextos diversos y hayan requerido también de cierta
generalización.
- Valorar las ideas personales o la elaboración
de los alumnos.
- Utilizar técnicas indirectas que hagan inútil
la repetición literal.
- Acostumbrar a los alumnos a animarse a utilizar su conocimiento para resolver enigmas, problemas y dudas.
En relación con los procedimientos,
lo que evaluamos es un doble aprendizaje:
- Referido al procedimiento en sí mismo:
indagamos si el alumno sabe qué acciones lo componen, en qué orden deben
sucederse, bajo qué condiciones, etcétera.
- Referido al uso del procedimiento: verificamos
si el alumno usa y aplica este procedimiento en las situaciones nuevas.
Aprender un procedimiento supone no
sólo asimilar el enunciado de la regla que lo expresa, sino también ponerlo en
práctica. Lo más conveniente es comprobar una realización del alumno. Entonces,
las consignas de la prueba tendrán que solicitarle que demuestre que conoce la
información, que sabe usarla y que sabe aplicarla.
Al evaluar conceptos o procedimientos debemos poner
en práctica distintas estrategias.
En la medida que puedan repensarse estas cuestiones
antes de preparar las pruebas de evaluación, seguramente el instrumento que el
docente diseñe le permitirá recoger la información fidedigna acerca del proceso
de enseñanza y del proceso de aprendizaje que es en este momento su objetivo
principal.
Las ideas que construimos sobre el
tema.
En la tarea cotidiana del aula
generalmente actuamos conforme a las ideas o las concepciones implícitas que
hemos construido como vivencia de nuestra propia tradición escolar.
Precisamente, estas ideas implícitas, relacionadas con los contenidos, por
ejemplo, hacen que los enseñemos y los evaluemos tal como nosotros mismos los
conocimos.
Analizar las teorías implícitas que tenemos sobre
estas cuestiones que dan forma a nuestras prácticas nos hará posible trabajar
sobre ellas y, fuera necesario, modificarlas y hacerlas coherentes con nuestras
concepciones de enseñar y aprender.
Muchas veces sucede que en la escuela
y particularmente en el aula se repiten situaciones que reproducimos de manera
inconsciente y sobre las que sería importante reflexionar con el equipo docente
y directivo:
- ¿Se puede evaluar sin calificar?
- ¿Calificamos o descalificamos?
- ¿De qué manera elaborar consignas que nos
permitan evaluar datos, conceptos, procedimientos, actitudes?
- ¿De qué manera plantear el proceso de
evaluación a los alumnos para que las instancias diseñadas resulten
significativas individualmente y para el grupo en su totalidad?
En la práctica docente subyacen teorías que
necesariamente hay que reconocer para asegurarnos que sean afines a nuestros
propósitos.
Algunas puntas para trabajar en el
aula
¿Cómo abordar la evaluación con los alumnos?
- Explicar a los alumnos cuál es el sentido y la
función de la evaluación.
- Despejar imágenes que puedan asociarse a la
idea de evaluación como examen y calificación, creando una expectativa
positiva en el grupo.
Realizar una devolución grupal destacando los logros y señalando las dificultades más comunes en general.- Invitar a los alumnos a trabajar en forma
conjunta para superar las dificultades mencionadas. Es importante que los
alumnos vivencien que el aprendizaje no es solamente un "asunto del
maestro".
- Realizar además devoluciones en forma
personal, evitando comentarios sobre el desempeño individual frente a todo
el grupo.
- Vincular la evaluación de mitad de año con la
evaluación diagnóstica.
¿Cómo abordar la evaluación con los
padres?
- Se aconseja la comunicación de los objetivos,
los criterios, los instrumentos elegidos para la evaluación de mitad de
año. Es decir qué, cómo y para qué hemos evaluado.
- En el contexto de una reunión de padres,
realizar una devolución grupal y plantear los objetivos de trabajo y la
forma de encarar la enseñanza para la segunda mitad del año.
¿Cómo elegir y diseñar el instrumento
de evaluación?
Antes de elegir y diseñar el
instrumento de evaluación (prueba oral, prueba escrita, registro, encuesta,
etcétera) tenemos que clarificar qué información deseamos obtener.
Supongamos que queremos evaluar las
competencias del grupo en lo que se refiere a los contenidos conceptuales en
las áreas de Lengua y de Matemática. En este sentido, tendremos que armar un
listado en el que se detallen los contenidos enseñados.
Por ejemplo:
Lengua 1°
año
|
Lengua 2º
año
|
Lengua 3º
año
|
1. Comprensión lectora
|
1. Estrategias de pre-lectura
|
1. Estrategias de comprensión lectora
|
2. Producción escrita con propósitos definidos
|
2. Formato textual: folleto
|
2. Diálogo
|
3. Búsqueda de información - Comprensión
|
3. Nociones gramaticales: oración y párrafo
|
3. Grupos ortográficos: MB- MP
|
4. Orden alfabético
|
4. Trama descriptiva
|
4. Oraciones
|
Una vez determinados los contenidos
que formarán parte de la prueba, será necesario pensar qué esperamos que los
chicos hagan con estos contenidos.
- Precisar los procesos cognitivos u operaciones
intelectuales que queremos evaluar. Por ejemplo: reconocer, identificar,
usar, definir, resolver, aplicar, relacionar, etcétera.
- Determinar el valor de cada ítem jerarquizando
los contenidos que se han privilegiado en esta etapa del año.
Y por último, una vez realizada la
toma, determinamos de qué manera han alcanzado los aprendizajes.
Armar un instrumento para tabular los datos y
visualizarlos con mucha claridad. Por ejemplo, un cuadro de doble entrada que
contenga el listado de los alumnos, el de las competencias que se desean
evaluar y para cada uno de los ítems, establecer las ponderaciones: Logrado /
Parcialmente logrado / No logrado o cualquier otro código que el docente desee
utilizar.
FUENTE DE INFERENCIA:
Elola,
Nydia. "La enseñanza y la evaluación", en Temas de Evaluación Nº 3,
Buenos Aires, Dirección Nacional de Evaluación, Ministerio de Cultura y
Educación. 1996.
Coll,
C. Pozo, J. I. y otros. Los contenidos de la Reforma, Buenos Aires,
Santillana Aula XXI, 1994.
Propuestas de evaluación. Lengua y Matemática EGB 1-EGB 2, Buenos
Aires, Editorial Santillana.
Diccionario de las Ciencias de la Educación, Madrid,
Santillana, Aula Santillana, 1983.
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