¿Qué
son las habilidades blandas?
En
el ámbito laboral, las habilidades duras son todas las competencias vinculadas
a la profesión que nos permiten realizar con éxito determinada tarea. En el
caso de un informático, un ejemplo de habilidades duras son sus conocimientos
sobre los lenguajes de programación y su capacidad para ponerlos en práctica.
En el caso de un escritor, sería su dominio sobre el lenguaje y su capacidad
para transmitir las ideas y sentimientos.
Sin
embargo, existen muy buenos programadores y escritores que no han llegado a la
cúspide de su carrera profesional mientras otros, que quizás son menos
talentosos desde el punto de vista estrictamente profesional, han alcanzado el
éxito y el reconocimiento social. ¿Por qué?
La
respuesta se encuentra en las habilidades blandas, un término bajo el cual se
engloba una serie de características que incluyen desde nuestras habilidades
sociales hasta nuestros hábitos de trabajo, pasando por
el manejo emocional, el autoconocimiento y la capacidad de liderazgo.
Se trata de habilidades transversales que comparten la mayoría de los
profesionales que han tenido éxito, ya sea dentro de una empresa o de forma
autónoma, como emprendedores.
5 habilidades que te harán sobresalir.
Las habilidades blandas son esas competencias, hábitos y
comportamientos que nos distinguen como profesional y que marcan la diferencia
en el momento de emprender un proyecto, solucionar un conflicto o relacionarnos
con los demás. Hoy las grandes empresas no se limitan a buscar un profesional
competente, quieren que esa persona comparta los valores de la organización y
que les aporte sinergia. ¿Cuáles son las habilidades blandas más importantes?.
1. Habilidades Sociales
Una persona puede ser muy competente desde el punto de vista
técnico pero si no tiene determinadas habilidades sociales, será difícil que
llegue muy lejos en su carrera. Los profesionales exitosos son aquellos que
comprenden lo que motiva al grupo y son capaces de conectar emocionalmente con
los demás. Es la persona que aporta valor al grupo, que lo dinamiza y que actúa
como mediador ante los conflictos o incluso como líder.
Ser habilidoso desde el punto de vista social implica ser capaz
de ponerse en el lugar de la otra persona pero, aun así, mantener en mente el
objetivo del proyecto y trabajar para que este se cumpla. Esto significa que
debemos ser capaces de motivar a las personas para obtener el máximo de
productividad logrando un ambiente agradable de trabajo. Por tanto, debemos saber
cuándo es el momento de ofrecer reconocimientos pero también cuándo y cómo
hacer una crítica.
2. Apertura a la crítica.
A menudo, cuando una persona es muy competente en su trabajo,
encaja mal las críticas o incluso hace oídos sordos. Sin embargo, estar abiertos
a diferentes miradas y opiniones es fundamental para tener éxito en la vida
profesional. Recuerda que a veces los mejores consejos provienen de donde menos
lo esperas porque esa persona, que quizás no es experta en tu campo de acción o
que no está trabajando en el proyecto, puede ofrecer una visión más objetiva y
fresca.
Ponerse a la defensiva ante las críticas es la mejor manera para
condenarse al fracaso profesional. En su lugar, debemos aprender a escuchar lo
que los otros tienen que decir y después, serenamente, valorar la pertinencia
de las críticas y, si es necesario, cambiar el rumbo. Los profesionales de
éxito saben que mientras más ojos valoren su proyecto, mayores probabilidades
tendrán de triunfar porque la retroalimentación desempeña un papel crucial para
crecer, mejorar y detectar nuevas oportunidades.
3. Hábitos productivos
Incluso en el trabajo más creativo existen una serie de hábitos
que sustentan la productividad. Por ejemplo, un pintor o un escritor necesitan
establecer una rutina de trabajo que les permita crear. No es casualidad que la
mayoría de los profesionales más fructíferos en el campo de la literatura y las
artes han sido precisamente los que se han impuesto una rutina de trabajo
cotidiana en la cual eliminaban todas las distracciones.
No obstante, al contrario de lo que piensa la gente, los hábitos
productivos no solo incluyen una rutina de trabajo preestablecida sino también
pausas para el descanso y actividades que estimulen la creatividad o que
inciten a la relajación. Los profesionales de éxito son aquellos que saben
cuándo deben hacer un alto en el camino, son los que han encontrado el punto
medio entre el trabajo y el descanso.
4. Integridad.
Muchas personas creen que es pecado mortal confesar que no
dominan alguna esfera de su profesión o que reconocer un error implica cavarse
su propia tumba dentro de la empresa. Sin embargo, esta es una visión arcaica
determinada por la creencia de que debemos funcionar como si fuésemos máquinas
perfectas. No obstante, hoy muchas organizaciones priorizan los valores sobre
las competencias y la capacidad de aprender sobre el conocimiento. ¿Por qué?
La razón es muy simple: el mundo está cambiando a velocidad de
vértigo por lo que muchas empresas prefieren contar con personas que sean capaces
de adaptarse y desarrollar nuevas habilidades antes que contratar a
profesionales anquilosados. Recuerda que la integridad no ha pasado de moda,
hoy más que nunca se valora a los profesionales que sean honestos, que sepan
reconocer un error y que no tengan miedo a decir “no sé”. Cuando los demás
saben que somos profesionales honestos, responsables y objetivos, confiarán en
nosotros y en nuestro proyecto.
5. Mantener la calma.
Hoy muchas empresas trabajan bajo gran presión, ya sea debido a
los plazos de entrega o porque su mercado está sujeto a continuos vaivenes. Por
eso, los que encargan de seleccionar al personal se preocupan cada vez más por
saber cómo responderán esas personas ante situaciones de estrés. Ser un
profesional competente también significa mantener la calma ante situaciones
límites y dar lo mejor de sí bajo presión.
Cuando somos víctimas fáciles de la frustración, el enfado o el
nerviosismo no logramos dar lo mejor de nosotros y somos más propensos a
cometer errores. Los profesionales de éxito saben dar un paso atrás, desligarse
de sus emociones y valorar la situación desde una perspectiva más objetiva.
Para estas personas el estrés no es una barrera sino un estímulo que incrementa
su productividad.
ESTRACTO .
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